jueves, 24 de julio de 2025

EL EMPLEO EN ESPAÑA EN 2025: EVOLUCIÓN RECIENTE, BALANCE A DIEZ AÑOS Y EL RETO TECNOLÓGICO DE LOS NEXT GENERATION

 El mercado laboral español atraviesa un momento de notable dinamismo. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2025 reflejan una recuperación sólida con un aumento significativo de la ocupación y una reducción del desempleo. Sin embargo, para comprender esta realidad es importante analizarla en perspectiva, no solo en el corto plazo, sino también en su evolución durante la última década. Además, cabe preguntarse qué papel han jugado y pueden jugar las inversiones en tecnología, especialmente a partir de los fondos europeos Next Generation, para transformar y hacer más eficiente el empleo público.

1. La EPA 2025: un mercado laboral en recuperación

El segundo trimestre de 2025 cerró con 22,27 millones de personas ocupadas, un incremento de más de medio millón en solo tres meses, según la EPA. Esta cifra supera los niveles de ocupación habituales en la última década, situando a España en una senda de crecimiento sostenido tras los vaivenes derivados de la pandemia y la crisis económica.

La tasa de paro se redujo en 236.000 personas, quedando en 2,55 millones, lo que representa un descenso de aproximadamente un punto porcentual, situando la tasa de desempleo en un 10,29%. Aunque aún lejos de los niveles precrisis, esta mejora es significativa y consolida una tendencia positiva.

El aumento de la tasa de actividad, que llegó al 59,03%, muestra también un mayor número de personas incorporándose al mercado laboral, un indicador clave de confianza en la economía y expectativas de empleo.

El sector privado fue el principal motor de esta creación de empleo, con un aumento cercano a los 480.500 puestos, mientras que el sector público creció en menor medida, en torno a 22.900 personas. Dentro del privado, destacaron sectores como servicios, hostelería y comercio, que continúan recuperando la demanda tras los ajustes sufridos en años anteriores.

Además, hay que señalar el repunte del empleo en colectivos tradicionalmente más vulnerables, como los jóvenes y las personas mayores de 55 años, un signo de mayor inclusión laboral.

2. Una mirada a diez años: la evolución del empleo público y privado

Si miramos más allá de 2025 y analizamos la evolución del empleo en España en la última década, vemos un crecimiento desigual entre el empleo público y el privado.

El empleo público aumentó en torno a 440.000 personas entre 2015 y 2024, pasando de unos 3,15 millones a cerca de 3,59 millones. Este crecimiento responde principalmente a políticas de fortalecimiento de sectores esenciales como sanidad, educación y servicios sociales, áreas que demandan personal para garantizar la calidad y cobertura del bienestar público.

Por otro lado, el empleo privado creció mucho más intensamente, en torno a 1,6 millones, llegando a superar los 18,2 millones de personas ocupadas en 2025. Este crecimiento refleja la dinámica económica y empresarial, así como la recuperación tras la crisis económica y la pandemia.

Sin embargo, es importante destacar que en 2025 se observa un cierto estancamiento en el empleo público, posiblemente debido a restricciones presupuestarias y a un reconocimiento creciente de la necesidad de modernizar la administración.

3. El reto tecnológico y los fondos Next Generation: una oportunidad para la modernización

El crecimiento del empleo público es justificado en muchos casos por las demandas sociales y la necesidad de reforzar servicios esenciales. No obstante, surge la pregunta de si este aumento podría haberse mitigado con una apuesta más decidida por la modernización tecnológica.

Los fondos europeos Next Generation EU se presentaron como una oportunidad sin precedentes para impulsar la digitalización y la innovación en la administración pública española. Estos recursos están diseñados para transformar el funcionamiento del sector público, mejorar la eficiencia y la transparencia, y en definitiva, hacer más con menos.

Sin embargo, la ejecución de estos fondos ha tenido un ritmo desigual y, en algunos casos, se ha orientado más a la ampliación de plantillas que a la inversión en tecnologías disruptivas como la automatización, la inteligencia artificial o la digitalización completa de procesos administrativos.

Una administración pública modernizada, apoyada en tecnologías avanzadas, podría:

  • Automatizar trámites y procesos burocráticos, reduciendo tiempos y costes.
  • Implementar inteligencia artificial para mejorar la atención ciudadana y la planificación.
  • Digitalizar completamente servicios como sanidad y educación, facilitando el acceso y mejorando la gestión.
  • Eliminar el uso del papel y promover una administración sin fronteras físicas.
  • Utilizar análisis de datos para una gestión inteligente y transparente de recursos públicos.

Esta transformación tecnológica no solo permitiría mejorar la calidad del servicio, sino que también ayudaría a contener el crecimiento del empleo público, al hacer que las plantillas existentes puedan gestionar más volumen de trabajo con mayor eficacia.


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