El mercado laboral español atraviesa un momento de notable dinamismo. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2025 reflejan una recuperación sólida con un aumento significativo de la ocupación y una reducción del desempleo. Sin embargo, para comprender esta realidad es importante analizarla en perspectiva, no solo en el corto plazo, sino también en su evolución durante la última década. Además, cabe preguntarse qué papel han jugado y pueden jugar las inversiones en tecnología, especialmente a partir de los fondos europeos Next Generation, para transformar y hacer más eficiente el empleo público.
1. La EPA 2025: un mercado laboral
en recuperación
El segundo trimestre de 2025 cerró con 22,27 millones
de personas ocupadas, un incremento de más de medio millón en solo tres meses,
según la EPA. Esta cifra supera los niveles de ocupación habituales en la
última década, situando a España en una senda de crecimiento sostenido tras los
vaivenes derivados de la pandemia y la crisis económica.
La tasa de paro se redujo en 236.000 personas,
quedando en 2,55 millones, lo que representa un descenso de aproximadamente un
punto porcentual, situando la tasa de desempleo en un 10,29%. Aunque aún lejos
de los niveles precrisis, esta mejora es significativa y consolida una
tendencia positiva.
El aumento de la tasa de actividad, que llegó al
59,03%, muestra también un mayor número de personas incorporándose al mercado
laboral, un indicador clave de confianza en la economía y expectativas de empleo.
El sector privado fue el principal motor de esta
creación de empleo, con un aumento cercano a los 480.500 puestos, mientras que
el sector público creció en menor medida, en torno a 22.900 personas. Dentro
del privado, destacaron sectores como servicios, hostelería y comercio, que
continúan recuperando la demanda tras los ajustes sufridos en años anteriores.
Además, hay que señalar el repunte del empleo en
colectivos tradicionalmente más vulnerables, como los jóvenes y las personas
mayores de 55 años, un signo de mayor inclusión laboral.
2. Una mirada a diez años: la
evolución del empleo público y privado
Si miramos más allá de 2025 y analizamos la evolución
del empleo en España en la última década, vemos un crecimiento desigual entre
el empleo público y el privado.
El empleo público aumentó en torno a 440.000 personas
entre 2015 y 2024, pasando de unos 3,15 millones a cerca de 3,59 millones. Este
crecimiento responde principalmente a políticas de fortalecimiento de sectores
esenciales como sanidad, educación y servicios sociales, áreas que demandan
personal para garantizar la calidad y cobertura del bienestar público.
Por otro lado, el empleo privado creció mucho más
intensamente, en torno a 1,6 millones, llegando a superar los 18,2 millones de
personas ocupadas en 2025. Este crecimiento refleja la dinámica económica y
empresarial, así como la recuperación tras la crisis económica y la pandemia.
Sin embargo, es importante destacar que en 2025 se
observa un cierto estancamiento en el empleo público, posiblemente debido a
restricciones presupuestarias y a un reconocimiento creciente de la necesidad
de modernizar la administración.
3. El reto tecnológico y los fondos
Next Generation: una oportunidad para la modernización
El crecimiento del empleo público es justificado en
muchos casos por las demandas sociales y la necesidad de reforzar servicios
esenciales. No obstante, surge la pregunta de si este aumento podría haberse
mitigado con una apuesta más decidida por la modernización tecnológica.
Los fondos europeos Next Generation EU se presentaron
como una oportunidad sin precedentes para impulsar la digitalización y la
innovación en la administración pública española. Estos recursos están
diseñados para transformar el funcionamiento del sector público, mejorar la eficiencia
y la transparencia, y en definitiva, hacer más con menos.
Sin embargo, la ejecución de estos fondos ha tenido un
ritmo desigual y, en algunos casos, se ha orientado más a la ampliación de
plantillas que a la inversión en tecnologías disruptivas como la
automatización, la inteligencia artificial o la digitalización completa de
procesos administrativos.
Una administración pública modernizada, apoyada en
tecnologías avanzadas, podría:
- Automatizar
trámites y procesos burocráticos, reduciendo tiempos y costes.
- Implementar
inteligencia artificial para mejorar la atención ciudadana y la
planificación.
- Digitalizar
completamente servicios como sanidad y educación, facilitando el acceso y
mejorando la gestión.
- Eliminar
el uso del papel y promover una administración sin fronteras físicas.
- Utilizar
análisis de datos para una gestión inteligente y transparente de recursos
públicos.
Esta transformación tecnológica no solo permitiría
mejorar la calidad del servicio, sino que también ayudaría a contener el crecimiento
del empleo público, al hacer que las plantillas existentes puedan gestionar más
volumen de trabajo con mayor eficacia.
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