España ha superado por primera vez en su historia los 22,27 millones de personas ocupadas, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2025. La tasa de paro ha caído al 10,29 %, el nivel más bajo desde 2008. Son, sin duda, cifras positivas a primera vista. Pero si se mira más allá del titular, la realidad del mercado laboral español revela una fragilidad preocupante: buena parte del empleo creado carece de estabilidad real, y el gasto público en subsidios y prestaciones sociales continúa siendo muy elevado.
Contratos indefinidos, pero inestables
La reforma laboral de 2022 impulsó con fuerza la contratación indefinida,
limitando los contratos temporales a situaciones muy concretas. Esto provocó un
auge de los contratos fijos-discontinuos, una figura que en los datos
aparece como “indefinida”, pero que en la práctica se traduce en empleo
intermitente.
En el segundo trimestre de 2025, el 70 % del incremento neto de empleo fue
con contratos indefinidos, especialmente fijos-discontinuos y a tiempo parcial.
En mayo de 2025, según el Ministerio de Trabajo:
- Solo el
16,8 % de todos los contratos fueron indefinidos a tiempo completo.
- El 15,4 %
eran fijos-discontinuos.
- Y el 58,4 %
seguían siendo temporales, pese a la reforma.
La conclusión es clara: tener un
contrato indefinido ya no significa tener una estabilidad garantizada.
Sectores que lideran la contratación: precarios y
estacionales
De los 503.300 empleos creados este trimestre, los mayores
crecimientos se concentraron en:
Sector |
Nuevos empleos |
Estabilidad real |
Hostelería |
+180.500 |
🔴 Baja (fijo-discontinuo, parcial,
rotación) |
Industria
ligera |
+90.000 |
🟡
Media (según subsector) |
Comercio
minorista |
+64.200 |
🔴 Baja (temporalidad alta) |
Educación
y sanidad |
-50.500 |
🔵 Alta (pero en retroceso este
trimestre) |
Hostelería, agricultura, logística y comercio
minorista son sectores con alta temporalidad, salarios bajos y rotación elevada. La
mayoría de contratos son estacionales, por campañas o a jornada parcial, y el
trabajador suele volver al paro al cabo de unos meses.
Un contrato fijo-discontinuo en
hostelería puede implicar solo trabajar entre mayo y septiembre, y cobrar paro
el resto del año.
¿Por qué sigue siendo necesario tanto gasto público en
ayudas?
A pesar del crecimiento del empleo, el Estado sigue sosteniendo con
recursos públicos a millones de personas que no logran salir del bucle
entre precariedad laboral y ayudas sociales.
1. Prestaciones por desempleo
Según el SEPE, en junio de 2025:
- Más de 1,5
millones de personas cobraban prestaciones por desempleo.
- El
gasto mensual en estas prestaciones fue superior a 1.700 millones de
euros.
Es decir, aunque haya más gente trabajando, también hay muchas que
trabajan unos meses y vuelven a necesitar subsidios.
2. Ingreso Mínimo Vital (IMV)
El IMV se ha convertido en un pilar para cubrir las carencias del modelo
laboral. Datos de la Seguridad Social en junio 2025:
- 736.867
hogares eran beneficiarios.
- Más de 2,25
millones de personas recibían esta ayuda.
- El
gasto mensual ascendió a 429,8 millones de euros.
- Desde
2020, el gasto acumulado supera los 15.700 millones de euros.
Más del 60 % de los hogares perceptores del IMV tienen algún vínculo
laboral: personas que trabajan, pero no alcanzan ingresos mínimos.
Además, según la AIReF, más del 55 % de los hogares elegibles aún
no lo solicitan, por desconocimiento o barreras burocráticas.
Trabajadores pobres: empleo sí, dignidad no
El fenómeno del "trabajador pobre" ya no es excepcional.
Según InfoJobs, más del 36 % de los contratos indefinidos no duran un año.
Además, miles de personas combinan contratos parciales con prestaciones, o
dependen de subsidios incluso mientras están empleados.
Las condiciones laborales actuales impiden que una parte significativa de
la población planifique a medio plazo, ahorre o acceda a vivienda, a
pesar de estar ocupada según los registros oficiales.
¿Qué políticas se necesitan?
La solución no está solo en crear empleo, sino en crear empleo de
calidad. Las siguientes propuestas deberían estar en el centro del debate
político:
- Revisión
del contrato fijo-discontinuo, exigiendo mínimos de
actividad anual o mejorando su protección.
- Incentivos
fiscales y laborales a empresas que generen empleo estable real.
- Refuerzo
del IMV y simplificación de su acceso, para evitar que los más
vulnerables queden fuera.
- Inversión
en sectores de valor añadido, como tecnología, industria
avanzada, energías renovables o servicios públicos.
- Formación
continua y acompañamiento laboral, especialmente para
mujeres, jóvenes y mayores de 45 años.
Conclusión
España puede celebrar cifras récord de ocupación y la menor tasa de paro
desde 2008. Pero el verdadero reto no está en el número de trabajadores, sino
en cómo y en qué condiciones trabajan. Si el empleo creado no garantiza
ingresos dignos ni estabilidad, el gasto público seguirá siendo estructural
y millones de personas continuarán atrapadas entre contratos frágiles y
subsidios.
El éxito estadístico debe traducirse en progreso real
para las personas.
Fuentes:
- Instituto
Nacional de Estadística (INE) – EPA 2T 2025
- Ministerio
de Trabajo – Datos contratación mayo 2025
- SEPE –
Prestaciones por desempleo, junio 2025
- Seguridad
Social – IMV junio 2025
- AIReF –
Evaluación cobertura IMV 2024–2025
- InfoJobs
– Barómetro del empleo 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario