En economía hay un concepto que mide la relación entre las variaciones de la inversión y sus efectos sobre el producto interior bruto (PIB). Este concepto es el multiplicador de la inversión. La fórmula es muy sencilla (1 / (1-PMC)).
PMC es la propensión
marginal a consumir, es decir es el porcentaje que en media estamos dispuestos
a gastar por cada euro que se incremente la inversión, así siendo el PMC = 0,75
quiere decir que por cada euro invertido el consumo será de 0,75 euros (lo que
quiere decir que ahorramos 0,25 euros). Si la inversión fuese de 1.000.000 de
euros:
(1 / (1-0,75))* 1.000.000€ =
4.000.000€
El incremento en la
producción seria de 4.000.000€ de euros. Invertimos 1 millón y conseguimos 4
millones. Obviamente si la totalidad de ese millón se ahorra el efecto sería
neutro, es decir se invierte un millón pero no se consume nada, el
multiplicador es 1 y el importe no varía (1 millón).
Ha sido este un año difícil,
un año complicado, un año donde quizá por desgracia hemos perdido a un ser
querido, a alguien a quien teníamos especial aprecio, a un familiar. Hemos
visto como el comercio de la esquina ha tenido que cerrar. Hoteles, bares y
restaurantes cerrados o abiertos en ciertos momentos y/o durante algunas horas.
Industria muy poco productiva. La economía prácticamente parada, sin actividad.
La tasa de paro como consecuencia de todo ello se ha visto incrementada. Colas
más largas para poder acceder a un comedor social y más gente sin techo ante la
dificultad de poder pagar el alquiler de su vivienda.
Hemos vivido momentos de
inquietud, momentos de temor. Hemos tenido cambios de humor, hemos estado apáticos,
hemos sufrido insomnio, hemos tenido momentos de ira.
El Covid-19 ha tenido y está
teniendo un importante impacto emocional en nuestras vidas, pero el ser humano
goza de una gran fortaleza interior que sirve para enfrentarnos a retos y a
situaciones complejas como la actual.
Durante estos próximos días
se acercan otros momentos especiales. La situación no va a permitir que, como
cada año, podamos reunirnos con toda nuestra familia al mismo tiempo tal y como
hubiésemos querido. Que no podamos desplazarnos a otro lugar donde residen
algunos familiares y/o la imposibilidad de que éstos acudan a nuestro hogar.
El ser humano es más fuerte
de lo que imagina y aunque nos cueste un poco, invirtamos en transmitir cariño,
empatía, felicidad. Si cada uno de nosotros así lo hace el efecto multiplicador
puede llegar a ser infinito.
El amor y el cariño no pueden
medirse de forma tangible pero sus efectos desde luego si pueden verse.
Apliquemos la fórmula del
multiplicador del PIB, a la fórmula que vamos a llamar “multiplicador de la
navidad” y para poder medir sus efectos que la inversión sea el afectivo saludo
que damos a nuestro vecino, el abrazo “virtual” que le damos a nuestros amigos,
el respeto en general por las personas con las que podamos cruzarnos y por supuesto
los muchos besos, con mucho cuidado claro, que vamos a darles a nuestros hijos,
padres, abuelos, familiares en general. Supongamos que nos quedamos muy poquito
para nosotros, que sea solamente de un uno por ciento (0,01), por tanto nuestra
PMC = 0,99.
(1 / (1-0,99))* 1.000.000 (saludos,
besos, abrazos,…) = 100.000.000 de saludos, besos, abrazos,…
O lo que es igual por cada
saludo, beso, abrazo, sonrisa que demos y actuando todos de igual forma, se
convertirán en cien de cada uno de ellos.
Por consiguiente, intentemos
vivir de la mejor forma posible el momento y por supuesto esta navidad. Seamos
empáticos, transmitamos cariño y felicidad y convirtamos el efecto
multiplicador en un número infinito de ceros.
Feliz Navidad ¡!