Desde hace algún tiempo los usuarios de la red ferroviaria, en especial de Cercanías, nos preguntamos si se han efectuado las inversiones necesarias para paliar algunos de los problemas que con mucha frecuencia, vienen dándose.
En julio de 2020 la
Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) emitió un informe
“Infraestructuras de transporte” analizando su eficiencia y aportando
propuestas de mejora. El período analizado es el período 1987-2018.
ALTA VELOCIDAD ESPAÑOLA (AVE)
El primer corredor fue el
que unió Madrid y Sevilla en el año 1992. Desde entonces España es el segundo
país del mundo tras China en longitud de alta velocidad ferroviaria instalada.
Como vemos la inversión en
infraestructuras sin considerar la adquisición y reforma de trenes ha sido,
para la del período analizado, de 55.888 millones de euros.
CERCANÍAS
En el año 2018 se realizaron
en Cercanías 562 millones de viajes, lo que supone el 90% de todos lo que
utilizaron la red ferroviaria española (según AIReF).
La inversión en Cercanías es
15 veces inferior a la destinada a la alta velocidad.
Quizá en el siguiente
gráfico, gentileza de Geotren, se visualicen mejor esas diferencias (años
2005-2022)
Como no podía ser de otra
forma desde la crisis de los años 2007-2008, que notamos en España con
posterioridad (2010-2012), las inversiones han sido menores.
Por consiguiente, a la vista
de estos números, podemos decir que efectivamente la falta de inversión en
Cercanías, es la causa principal de los problemas con los que nos encontramos
cada día los usuarios.
Analicemos ahora las
externalidades.
EXTERNALIDADES (FALLOS DEL MERCADO)
Las externalidades podríamos
decir que son efectos secundarios (buenos o malos) que se producen cuando una
persona o empresa realiza una actividad y no asume todos los costes de la misma
(externalidad negativa) o todos los beneficios que le podría reportar
(externalidad positiva).
Para no complicarnos con los
costes, digamos que cuando, por ejemplo, una persona arroja basura a la calle o
una empresa realizando su actividad contamina un rio, quien sale perjudicada es
toda la sociedad. O sensu contrario, la utilización de energías renovables,
beneficia a toda la sociedad ya que la persona o empresa que las utiliza no
está contaminando.
Aplicado a las inversiones
en alta velocidad podríamos decir que se producen externalidades positivas ya
que permite, por ejemplo, desplazarse de un lugar a otro de una forma más
rápida y segura que utilizando el vehículo propio. Como externalidad negativa
podríamos permitirnos exponer, entre otros, quizá la contaminación visual (al
igual que ocurre con los generadores eólicos), dada la necesidad de la construcción
de puentes, o el atravesar extensas llanuras, que rompen el paisaje.
En definitiva al coste
beneficio monetario que se produce por la inversión y su retorno deberíamos
calcular de forma monetaria esas externalidades y sumarla como un coste o
beneficio más. La AIReF, en su análisis sobre estos conceptos concluye “Los resultados muestran rentabilidades
socioeconómicas entre nulas y mínimas en todos los corredores de alta velocidad”
(Norte, Levante, Nordeste, Sur).”Los
beneficios sociales no compensan los costes fijos de la construcción, y menos
ofrecen seguridad en escenarios sujetos a incertidumbre y en los que el coste
oportunidad de los fondos públicos es elevado”
CONCLUSIÓN
La AIReF concluye que “Se ha
constatado una baja inversión en Cercanías en el período 1990-2018” y que “Los
planes aprobados proponen inversiones enormemente ambiciosas que no se cumplen”.
Todos los presidentes que
hemos tenido en España han optado por una mayor inversión en alta velocidad. Es
de suponer que a nivel internacional está mejor visto y da mucho prestigio.
Como vemos en la siguiente tabla da igual la ideología que pueda tener el
presidente salido de las elecciones, el problema de la falta de inversión en
Cercanías sigue presente.
Los políticos se echan la
culpa unos a otros y mientras, quien sufre las consecuencias somos los
usuarios. Ellos son conocedores de estas grandes diferencias de inversión, pero
disfrazan el problema con tal de conseguir ese reconocimiento mundial.
Evidentemente el problema
del robo de cobre es otro, aunque quizá también exista algo de dejadez por parte
de la empresa concesionaria o por parte de nuestros dirigentes. Deberíamos
analizar el caso en mayor profundidad antes de emitir un juicio.
Los ciudadanos debemos ser
conocedores de estos datos para saber en qué y cómo se gastan los políticos el
dinero procedente de nuestros impuestos y poder debatir si, en este caso, es
necesaria tanta inversión en alta velocidad o bien deberíamos destinar más
recursos a Cercanías.
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