viernes, 21 de junio de 2024

LAS INVERSIONES EN LA RED FERROVIARIA DE ESPAÑA

Desde hace algún tiempo los usuarios de la red ferroviaria, en especial de Cercanías, nos preguntamos si se han efectuado las inversiones necesarias para paliar algunos de los problemas que con mucha frecuencia, vienen dándose.

En julio de 2020 la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) emitió un informe “Infraestructuras de transporte” analizando su eficiencia y aportando propuestas de mejora. El período analizado es el período 1987-2018.

ALTA VELOCIDAD ESPAÑOLA (AVE)

El primer corredor fue el que unió Madrid y Sevilla en el año 1992. Desde entonces España es el segundo país del mundo tras China en longitud de alta velocidad ferroviaria instalada.


Como vemos la inversión en infraestructuras sin considerar la adquisición y reforma de trenes ha sido, para la del período analizado, de 55.888 millones de euros.

 

CERCANÍAS

En el año 2018 se realizaron en Cercanías 562 millones de viajes, lo que supone el 90% de todos lo que utilizaron la red ferroviaria española (según AIReF).












La inversión en Cercanías es 15 veces inferior a la destinada a la alta velocidad.

Quizá en el siguiente gráfico, gentileza de Geotren, se visualicen mejor esas diferencias (años 2005-2022)












Como no podía ser de otra forma desde la crisis de los años 2007-2008, que notamos en España con posterioridad (2010-2012), las inversiones han sido menores.

Por consiguiente, a la vista de estos números, podemos decir que efectivamente la falta de inversión en Cercanías, es la causa principal de los problemas con los que nos encontramos cada día los usuarios.

Analicemos ahora las externalidades.

EXTERNALIDADES (FALLOS DEL MERCADO)

Las externalidades podríamos decir que son efectos secundarios (buenos o malos) que se producen cuando una persona o empresa realiza una actividad y no asume todos los costes de la misma (externalidad negativa) o todos los beneficios que le podría reportar (externalidad positiva).

Para no complicarnos con los costes, digamos que cuando, por ejemplo, una persona arroja basura a la calle o una empresa realizando su actividad contamina un rio, quien sale perjudicada es toda la sociedad. O sensu contrario, la utilización de energías renovables, beneficia a toda la sociedad ya que la persona o empresa que las utiliza no está contaminando.

Aplicado a las inversiones en alta velocidad podríamos decir que se producen externalidades positivas ya que permite, por ejemplo, desplazarse de un lugar a otro de una forma más rápida y segura que utilizando el vehículo propio. Como externalidad negativa podríamos permitirnos exponer, entre otros, quizá la contaminación visual (al igual que ocurre con los generadores eólicos), dada la necesidad de la construcción de puentes, o el atravesar extensas llanuras, que rompen el paisaje.

En definitiva al coste beneficio monetario que se produce por la inversión y su retorno deberíamos calcular de forma monetaria esas externalidades y sumarla como un coste o beneficio más. La AIReF, en su análisis sobre estos conceptos concluye “Los resultados muestran rentabilidades socioeconómicas entre nulas y mínimas en todos los corredores de alta velocidad” (Norte, Levante, Nordeste, Sur).”Los beneficios sociales no compensan los costes fijos de la construcción, y menos ofrecen seguridad en escenarios sujetos a incertidumbre y en los que el coste oportunidad de los fondos públicos es elevado

CONCLUSIÓN

La AIReF concluye que “Se ha constatado una baja inversión en Cercanías en el período 1990-2018” y que “Los planes aprobados proponen inversiones enormemente ambiciosas    que no se cumplen”.

Todos los presidentes que hemos tenido en España han optado por una mayor inversión en alta velocidad. Es de suponer que a nivel internacional está mejor visto y da mucho prestigio. Como vemos en la siguiente tabla da igual la ideología que pueda tener el presidente salido de las elecciones, el problema de la falta de inversión en Cercanías sigue presente.









Los políticos se echan la culpa unos a otros y mientras, quien sufre las consecuencias somos los usuarios. Ellos son conocedores de estas grandes diferencias de inversión, pero disfrazan el problema con tal de conseguir ese reconocimiento mundial.

Evidentemente el problema del robo de cobre es otro, aunque quizá también exista algo de dejadez por parte de la empresa concesionaria o por parte de nuestros dirigentes. Deberíamos analizar el caso en mayor profundidad antes de emitir un juicio.

Los ciudadanos debemos ser conocedores de estos datos para saber en qué y cómo se gastan los políticos el dinero procedente de nuestros impuestos y poder debatir si, en este caso, es necesaria tanta inversión en alta velocidad o bien deberíamos destinar más recursos a Cercanías.


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